Me quedaban unos días de vacaciones, y el año pasado compré un pasaje que no había usado... así que me escapé una semana a Schoenstatt. Sin querer queriendo, como dice el Chapulín, he podido ir a Schoenstatt en promedio cada dos años. Esta debe ser por lo menos la décima vez que voy. Y dado que de jóven pasé allí siete meses, siempre me siento como que llego a casa.
Como siempre alquilé auto en el aeropuerto de Frankfurt. Pero esta vez me olvidé de tener a la mano un mapa o llevar mi gps. Así que lidiando con el tema de los cambios (o marchas como creo dicen en España) salí del aeropuerto directo a la Autobahn tratando de acordarme de las instrucciones que ame habían dado en ocasiones anteriores. Tomé la dirección correcta y luego en una parada mi Blackberry y Google Maps me dieron todas las indicaciones necesarias. Ni me había dado cuenta que el Google Maps ha progresado tanto, ya te da hasta el tiempo que te falta por llegar como los GPS. Llovía copiosamente pero no tuve problema en llegar.
Este año nos compró una empresa coreana, y una de las cosas que he aprendido de ellos es que los viajes se planifican detalladamente. Así que mi viaje iba todo programado, entre visitas turísticas y encuentros con algunas personas, como la Hna. Aleja a quien conozco desde hace años y que ahora es la Superiora General de las Hnas y que sacó tiempo de su ocupadísima agenda.
Llegué como siempre, primero al Santuario Original. La Mater hermosa como siempre, y ahí vi a la Hna M Piedad, de Chile, que está en las Hnas de la Adoración y cuyo hermoso trabajo, junto a otras dos hermanas de Chile y España es hacer adoración en el Santuario Original. Quedamos para vernos más tarde y me fui a la casa donde iba a alojar, Sonnenau, donde me atendió la Hna de la inolvidable Hna Lissanne, quien por muchos años me recibía y siempre me decía cuando me iba: te veo en dos años.
Luego de un almuerzo delicioso y una mini siesta, partí con la Hna Piedad a saludar al Padre a la Iglesia de la Adoración. Estaba despejado, pero de repente una nube vino y se fue rápidamente con granizo. Lógicamente, lo próximo fue que salió un hermoso arcoiris... Fuimos después a que ella conozca los Santuarios de los montes Sión y Moriah. Y pasó algo similar, mientras contemplábamos el hermoso paisaje vimos como una nube con granizo se movía rapidísimo en nuestra dirección, nos refugiamos en el auto hasta que pasó.
Luego de dormir doce horas, me levanté a misa de 8am en el Santuario Original. Era el día de la Inmaculada, y el Santuario estaba hermoso. Durante el día tuve varios encuentros y momentos de oración, entre ellos pude conocer por primera vez el Santuario de las Hnas de la Adoración, y recoger un paquete de un frontal para el futuro Santuario de Austin.
Por la noche llegó mi amiga María desde España y conversamos hasta tarde, pero igual nos levantamos el siguiente día a Misa. Durante el día, lo mismo, encuentros y paseos por Schoenstatt, y en la tardecita del Viernes nos dirigimos a Bonn al Mercado de Navidad.
Yo desde hace años que quería ir a los Weichnacht Markt, como a tantos, me encanta la Navidad y sé que en Alemania se iniciaron muchas de las tradiciones que conservamos. Así que llegamos, encontramos un parqueo muy conveniente y nos dedicamos a caminar. Los Christmas Markets por lo general están situados en plazas históricas y el de Bonn estaba en la plaza central, donde está la estatua de Beethoven. Los puestos estaban hermosamente adornados y nos tomamos un gluhwein o vino caliente, delicioso, y que te lo dan con la taza incluida. No perdimos la oportunidad de probar un bratwurst... oh! y unos pequeños pancakes con nutella. El ambiente, los olores, el frío, todo confluía para hacer de esta una experiencia inolvidable.
Al día siguiente seguimos nuestras aventuras por Schoenstatt y por la noche nos fuimos a los mercados de Colonia. Hay varios, uno incluso al lado de la imponente Catedral, pero como que el de Bonn puso la vara muy alta y no nos parecieron tan buenos. Sólo uno se veía bueno creo se llamaba Alt Markt pero solo estuvimos de pasada. Ahi conocí a unos encantadores amigos de María, una pareja española del Instituto de Familias de Schoenstatt que viven en Colonia. Ellos nos llevaron a un lugar super bueno para probar otro bratwurst o lo que sea que fue lo que comí yo, una salchicha larga con queso adentro. Delicioso todo...
Y así el Domingo se pasó entre despedidas, Misa en la Iglesia, más encuentros, tratar de que entren en mi maleta todos los regalitos que compré en el mercado de Navidad y los encargos para las hermanas.... y partímos a Frankfurt a dejar a María. Como yo partía al día siguiente, aproveché de visitar a mis amigos Lourdes y Martin Heinzl, muy hospitalarios. Fue lindo conversar con Lourdes, ella es ecuatoriana y le toca lidiar con la mentalidad alemana, pero tiene una linda casa y una linda familia... Viven cerca de un santuario muy lindo y me lo llevó a conocer al día siguiente. Llegué con las justas al avión, y contenta y agradecida por la admirable protección de la Mater y mis ángeles de la guarda durante todo el viaje...
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